jueves, 14 de marzo de 2019

Un superhéroe de vecino.



La verdulera del barrio se sorprendió al verlo pasar a León aquel lunes. No lucía ninguno de sus trajes caros de abogado a punto de jubilarse. Llevaba, sin embargo, el portafolio en la mano y unos zapatos negros bien lustrados.
“Se volvió loco. ¿Acaso piensa ir al juzgado o a la cárcel a visitar a un cliente así? Pero, pero… Y además, ¿a qué hora se habrá levantado para pintarse?”, se escandalizaba la mujer y se tapaba la boca para que no se le viera la manzana a medio comer.
León parecía el Increíble Hulk canoso y panzón. Un diminuto slip cubría sus genitales y encima, la pintura azul simulaba el jean roto del superhéroe y la pintura verde cubría el resto del cuerpo.
Muchos vecinos filmaron con sus celulares el momento exacto donde un policía lo detenía. El espectáculo se viralizó rápidamente.

sábado, 9 de marzo de 2019

El criadero.

Bianca abrió los ojos y se estiró.
—Oaaa…
Entonces se giró y leyó un recorte periodístico: “El asteroide impactará con la Tierra en unos meses”. Las paredes de aquella habitación estaban empapeladas en blanco y negro con esa información en todos los idiomas terrícolas.
—Ya pasó —le dijo John intentando pronunciar adecuadamente.
Él estaba recostado a su lado, observándola.
—¿Sucedió? —preguntó ella entre incrédula y asombrada— Did that just happen?
—Duì —intervino Mêi Líng desde otro colchón.


Algo le habían dado a Bianca en la enfermería. Les hacían eso a las embarazadas: bloqueaban o anulaban sus recuerdos y emociones. Tanto que la argentina se sorprendió al sentir las patadas de su bebé dentro de su vientre pero no mostró más que asombro y curiosidad.


John y Mêi se miraron resignados y aunque sabían que no haría la diferencia, se lo contaron:
—Nos secuestraron. Estamos lejos de la Tierra. De hecho, no existe más nuestro planeta —dijo él.
—Nos crían. No sabemos para qué pero sospechamos que se alimentan de nuestra carne —dijo ella apoyando una mano sobre la barriga de Bianca.