viernes, 31 de mayo de 2019

Una antigua historia de amor


El discípulo lo visitó en el calabozo. Ante la mirada burlona de los carceleros, el joven lloraba y le suplicaba a su maestro que optara por el destierro.
—Podrás vivir.
—Con la vergüenza. No, de ninguna manera.
—Viviríamos juntos. Lejos de todos, donde nadie nos reconozca.
—La vida de un paria no es vida. Te amo. Recuérdame.
Los guardias los separaron.
"¡Cicuta!" reverberó la petición del condenado.

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