viernes, 7 de junio de 2019

Despedida de soltero

La puerta del ascensor volvió a abrirse y cerrarse. Todos guardaron silencio pero Germán se fijó la hora y subió el volumen de Aventura, la canción de Winsin y Yandel. Una de las chicas se contorneaba sobre el regazo del dueño de casa.
Marisa llegó antes de lo previsto. Traspuso el umbral y azotó la puerta.
—¡¿Qué hacen?! ¡Te volviste loco, Germán!
—Te juro que no sé cómo llegaron estas mujeres. Íbamos a jugar al pócker. Después, confieso que me dejé llevar.
—¿Germán? —preguntó escandalizada la bailarina—. Nosotras fuimos contratadas para la despedida de soltero de Mateo. Pero nadie dijo nada. Pensábamos que vos eras el homenajeado.
Se incorporó y desapareció junto a su compañera. Se cambiaron en el baño mientras en la sala ardía Troya.
—¡Pero nadie dijo nada! ¿Qué pensaban? —dijo furiosa Marisa— Las dejaron pasar…
Germán se comunicó con la guardia del complejo de edificios. Entonces se enteró que las mujeres deberían haber ido al departamento 6 y no al suyo que era el 9.
—Las estaban esperando, señor. ¿Y ahora?
—Pero nadie dijo nada. Me metiste en un flor de quilombo con mi esposa.
Cuando Germán colgó el tubo ya no quedaba nadie.

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