lunes, 20 de enero de 2020

Enfrentando el terror



Cuando el hombre de barba canosa y anteojos oscuros le pidió fuego a otro que pasaba, Vicente se sobresaltó y quitó su mano del brazo del barbudo. El pequeño pensaba estar a salvo, al lado de su abuelo, camino a la escuela y así había sido hasta la intersección de las avenidas.
El anciano se descuidó. Entró a un kiosco seguro de que su nieto lo seguía. El pequeño distraído, en un intento por pasar de nivel se valió de las dos manos para responder al ataque de sus adversarios, en el juego de su celular, con rapidez y exactitud. Y al encontrar un brazo a su lado del cual sujetarse, lo hizo sin pensar. La falta de diálogo no lo sorprendió, al contrario, lo agradeció. En silencio caminaron varias cuadras hasta llegar al andén de la estación del tren.
Vicente levantó la cabeza y se enfrentó cara a cara con el terror. Su secuestrador se reía estrepitosamente con tal impunidad que el niño temió lo peor. Dio un paso atrás, giró sobre sus talones y empezó a correr en cualquier dirección. Solo pensaba ampliar la distancia que lo separaba del peligro. De repente, todas las calles quedaron desiertas y el alboroto de la ciudad recién despierta se desvaneció. Lo único que Vicente escuchaba era el eco de aquellas macabras carcajadas. Se escabulló por la ventana rota de una casa abandonada. Gateó sobre unas cerámicas calcáreas que hacía tiempo nadie barría. Se alumbró con la linterna del celular y se ocultó en un cuarto pequeño bajo la escalera. Cerró la puerta de madera rechinosa.
Desactivó el modo avión. Estaba a punto de enviarle un mensaje a su abuelo, asustado.  Entonces vislumbró una enorme telaraña. Los hilos se movían al ritmo de los pasos de la araña reina que descendía amenazante con sus colores rojizos.
Vicente ahogó un alarido y su cuerpo se estremeció ante la idea. Toda su vida había sufrido a causa de las arañas. Sin perderla de vista se dio ánimos: "Puedo con cualquier peligro. Yo solito me puedo proteger". Al mejor estilo de karateca, acabó con el arácnido con una patada certera acompañada de un grito enérgico.
Unas horas más tarde Vicente fue encontrado gracias a la intervención de un sabueso del cuerpo de policía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario