miércoles, 19 de diciembre de 2018

El marketing del diablo.

El marketing del diablo.

El hombre se despertó y los vio allí, al lado de su cama. La presencia y el aspecto que lucían lo horrorizaron. Se incorporó inmediatamente. Sentía la sequedad en la boca y su corazón a punto de reventar.
Los intrusos rieron a carcajadas al notar el terror en la mirada y las gotas de sudor que aquel secaba con la manga del pijama.
—El jefe te mandó llamar. Acompañanos.
Él los siguió sin resistencia. No quiso averiguar qué podría pasarle si se oponía. El bar en el que entraron ya lo había visto antes.
El jefe estaba rodeado de ciegos, sordos y mudos. Consultó la hora en el celular.
El hombre hizo lo mismo. Sus piernas se aflojaban. Era la hora del diablo. Levantó la cabeza con miedo y lo miró de reojo. Lo estaba llamando.
Mientras se acercaba se preguntaba “por qué a mí”. Recordaba haberse cortado con trozos de un espejo en el baño antes de acostarse. “¿Así empezarán los años de mala suerte?”
Fue guiado a un cuarto de tortura. Vomitó y le bajó la presión. Antes de desmayarse escuchó:
—Así se paga la desobediencia. Vas a ser el portavoz de Satanás. Vas a convencer al mundo…
Se despertó en su casa. Bebió agua hasta saciar su sed. A continuación, escribió acerca del infierno y su rey.

2 comentarios: