sábado, 10 de noviembre de 2018

La peor noche de su vida: la última.



  Podría haber llegado a la casa de su madre. Le faltaban recorrer solo cuatro cuadras. Pero murió allí mismo. Recibió un disparo a quemarropa.
 Antes de matarla, su esposo le gritaba y apuntaba con el revólver con el que acababa de matar delante de ella al policía de civil. El infeliz no tuvo tiempo de presentarse. Apenas apoyó el segundo pie en el suelo una bala perforó su cráneo.
—¡Puta! ¿Dónde creés que te vas a llevar a mis hijos? —gritó el asesino—. ¿Dónde te levantó ese, en una esquina? ¿Cuánto le cobraste? —le preguntaba tironeándole del cabello.
  El marido la había buscado durante horas. Pensó en ir a la casa de su suegra y estaba cerca. Caminaba rumiando su ira. Su bronca se acrecentó cuando en medio de aquella calle intransitada la vio. Descendía de un vehículo detenido y con sus luces apagadas.
Cuando el conductor encendió los faros ella pensó regresar por el zapato que había perdido en la carrera a ciegas pero prefirió sacarse el otro y no dejar de correr.
 Las luces de aquel auto aserraban la lúgubre noche alumbrando la escena de la pareja discutiendo en medio de un barrio tranquilo que había quedado a oscuras por un fallo en el servicio eléctrico. Iluminaban los alrededores haciendo foco en el violento y su mujer que se cubría con sus antebrazos y lloraba pidiendo auxilio.
El recorrido desde la comisaría lo hicieron en silencio. Entraron en el barrio oscuro y el hombre aprovechó la situación. Se arrimó a un cordón y estacionó. Apagó las luces. Le rozó el muslo descubierto y todos los músculos de ella se tensaron.
—¿Qué le hiciste para enloquecerlo? Debés ser muy buena, vos. Mostrame cómo lo hacés —le ordenó mientras se bajaba el cierre del jean con una mano y con la otra le sujetaba la nuca con fuerza.
El oficial se había ofrecido muy amablemente a llevarla a donde fuera. Aceptó. Era la madrugada y la mujer no tenía dinero para volver en taxi. La habían hecho esperar varias horas antes de tomarle la denuncia. Ella había ido a la comisaría para denunciar al marido por violencia doméstica.

 
 

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