martes, 6 de noviembre de 2018

Mazinger Z protege a Quilmes.

Las sirenas de los bomberos acercándose a Rivadavia hacían inaudibles las palabras de vendedores y clientes. Además, el aire que respiraban olía a plástico quemado.
 Churrinche curioso caminaba con su sobretodo largo casi hasta los pies y unas bolsas al hombro saludando con una sonrisa a quien lo cruzaba. Todos lo conocían y lo querían. Los dos perros vagabundos más mimados de la ciudad aullaban aturdidos.
 El cielo se cubrió de una nube negra que se ensanchaba a medida que ascendía. El fuego había comenzado en el edificio de Telefónica. Pronto, otra columna oscura se le sumó a la primera. Se incendiaban los bancos ubicados en Alsina.
 Las calles se llenaron de curiosos que registraban los extraños eventos con sus celulares. Algunos se cubrían la nariz y la boca con un pañuelo o con la manga de las camisetas. Muchos hinchas del QAC lucían la indumentaria del club, orgullosos por los resultados del último partido.
 Personal de Defensa Civil, bomberos voluntarios y efectivos de la policía coordinaban sus esfuerzos para evacuar la ciudad. Mientras tanto, Mario se dirigió a la Unqui para activar el último recurso en la defensa del territorio y la población. Los científicos y profesores protestaban.
—Mazinger Z todavía no ha sido puesto a prueba.
—Es ahora o nunca. Nos están atacando. No se dan cuenta: acaban de destruir nuestros sistemas de comunicaciones y de finanzas. ¿Qué sigue? Ya sé. La municipalidad. Después irán por las escuelas y los hospitales. Nos están invadiendo.
—Yo me hago cargo, Mario.
—Suerte, José. Dependemos de vos.
 Chocaron sus puños y el chico corrió escaleras abajo. Se colocó el casco.
Una vez en el habitáculo de control, encendió los motores, las luces y abrió las compuertas. Enseguida se elevó.
 Luchó contra unos drones cargados con armas de última generación. Esquivó rayos azules. Usó sus puños y unas cuantas armas aunque aún no conocía todas las ventajas que le ofrecía el gigante robot de 18 metros y no le pareció seguro ponerse a probar.  En media hora había logrado poner fin a la batalla. Los pocos que habían quedado intactos desaparecieron en el horizonte.
 Seguro volverán con refuerzos pero, una cosa es segura: los enfrentarían con todo lo necesario para proteger a Quilmes.

4 comentarios:

  1. ¿Ciencia ficción? ¡No! ¡Quilmes está en peligro! Por suerte quedan escritoras como Luli para defender los trapos.
    ¡Me encantó!
    Mis recuerdos de Quilmes son muy lindos.

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  2. Gracias. Cada quien desde su lugar defiende lo suyo. Amo mi ciudad, mi lugar.
    Los quilmeños que leyeron el relato me dicen que la ciudad y sus personajes típicos están muy bien representados. Esa era mi intención.
    Nos estamos leyendo. Saludos.

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  3. Genial Lu lo vi a churrinche y siempre su sobretodo hasta los pies su dos perros y su poesia unica que a mas de uno de quilmes le arreglo un noviazgo,y mazinger excelente todo me imagino cada momento de tus relatos y me atrevo a decirte que estan para transformar en cine ,Besos Lu muy Feliz fin de Año y en este nuevo año que comienza se cumplan todos tus deseos te lo dice mi corazon!!!!!

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