jueves, 25 de octubre de 2018

Las palabras de un muerto.



 Era lo único que podíamos hacer por él, dadas las circunstancias. El hombre había sido envenenado. La asesina se saldría con las suyas. Claro que nadie nos creería. ¿Cómo hacerlo? Eran las palabras de un muerto.
 El oficial nos tomaba la declaración y se detuvo con la mano arriba del teclado y la boca abierta.
—Es broma, ¿no?
—Claro que no. ¿Acaso piensa que perderíamos la noche del viernes, la única noche del mes entre amigos, acá? —dije mirando con desdén a mi alrededor—. Tenemos un vídeo que prueba todo lo que le contamos. Mire. ¡La copa se mueve sola!
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario